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En el instituto cultural Cabañas, se estuvo presentando La visita del Zar. Joyas de la Rusia Imperial, una muestra de las más impresionantes creaciones, desde objetos de uso personal de la familia imperial, suntuosamente adornados y fabricados, hasta los impresionantes huevos de pascua, el objeto más caro, el huevo de invierno azul, una pieza de verdadera belleza y riqueza. Pero por otro lado, la parte histórica puede ser hasta cierto punto más impresionante que todo el lujo y la riqueza mostrados en la exposición. Se podían encontrar los menús de algunas cenas reales, para más o menos 300 personas; edictos importantes firmados por personajes tales como Catalina la grande; y objetos que desprenden historias más profundas y reales que las propias joyas: la almohada de Anastasia, y el impresionante vestido que conserva manchas de sangre, encontrado en la casa en la que estuvo cautiva la familia Romanov, para más tarde ser asesinada.

Creo que este tipo de exposiciones son tan impactantes porque forman un lazo con un pasado que consideramos ajeno y lejano, pero al ver la almohada de Anastasia, y pensar en los últimos sueños y pensamientos que la pequeña princesa guardó en ella, te hace sentir cerca, y hasta triste, por la suerte que ella, una niña, como tantos otros seres inocentes en el mundo, han tenido que vivir, o morir. Al final se trata de personas.

Dámaris Villegas

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