Mujeres en la vida de mi padre
Por Mónica Rodríguez Betancourt


La visita al Museo de arte de Raúl Anguiano fue una experiencia única ya que se refleja la esencia del género humano. La exposición proyectada en el museo titulada “Mujeres en la vida de mi padre” agrupa a artistas contemporáneos como José Dávila, Verónica Flores, Gonzalo Lebrija, Rubén Méndez, Enrique Óroz entre otros, quienes portan piezas con conceptos similares pero presentados de diversas formas.
Al entrar a la exposición las piezas “sin título” están colocadas alrededor de un cuarto blanco con luces tenues y amarillentas. Se escucha en el fondo música clásica que se repite continuamente y ayuda a pernear el ambiente. Hay cuadros pintados en óleo con tonos oscuros y dramáticos con imágenes grotescas y estereotipadas de mujeres desnudas tomadas por animales o con deberes caseros. Abundan dibujos en papel o cartulinas sencillos y con trazos que parecen no estar terminados de mujeres con vestidos de diferentes épocas coloniales a color y en blanco y negro, al igual que de hombres con apariencia femenina, la modernidad de televisiones, proyectores, fotografías, esculturas y objetos cotidianos (como mesas, bolsas, y zapatos converse viejos y sucios) .
Al observar y analizar detenidamente cada pieza, el concepto de género que refleja el contenido de éstas es muy vivo y se puede entender de dos diferentes maneras. En primer lugar, muchas de las imágenes reflejan la esencia de lo femenino y lo masculino al igual que los roles que cumple cada género. Las mujeres en la exposición son proyectadas como seres humanos o animales (por ejemplo como felinos) con una alta sexualidad. Esto se puede apreciar en la exposición al observar sus cuerpos desnudos o semi-desnudos (mostrando sólo los senos o el cuerpo completo) expresivos y repletos de movimiento, logrando comunicar un sentido de seducción o de dominación sobre los masculino por medio de la sexualidad. Los hombres en cambio son reflejados como devoradores sexuales y animales salvajes (como gorilas hambrientos).
Otro aspecto que se puede encontrar en la exposición es no sólo la dominación femenina sexual, sino también la manera como se juega con la trasformación del ser humano y la “guerra” que existe entre la identidad de género, ya que aparecen imágenes de hombres con senos o imágenes sobrexpuestas de los rostros de hombres y mujeres lo cual emite un conflicto de identidad sexual. Este concepto se puede encontrar en esta pieza ya que se ve una batalla o guerra de definición de género o de identidad sexual de la persona por las caras sobre expuestas.





Otra de las piezas que me llamó más la atención fue una de un cuerpo en pleno desarrollo, casi como si fuera un feto en proceso. El concepto me pareció interesante ya que a lo que se le da más énfasis es a la vagina y a las piernas que se están apenas formando. Sin embargo, la ausencia de lo demás le da un sentido indefinido a la pieza lo cual marca una vez más el conflicto de identidad de género o puede enfatizar la sexualidad de la mujer y el poder de su vagina (la parte más marcada en la pieza) en una sociedad de hombres, ya que se descuidan las otras partes del cuerpo.
Por lo tanto, ambas piezas engloban el juego de géneros que la exposición “Mujeres en la vida de mi padre” transmite al público en donde no sólo se desprende el rol sexual de la figura femenina en una sociedad de devoradores sexuales masculinos sino también los conflictos internos y externos con los que el ser humano se enfrenta al intentar de definirse a si mismo dentro de su entorno.

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