"El ARTE ES UN ACTO DE AMOR"/ Luis Fernando Toxtli Cortés




Si todos pudiéramos plasmar nuestras pesadillas y miedos sobre un lienzo ¡Qué no veríamos! Esto fue lo que me hizo pensar mi visita a la exposición “Maravillas y Pesadillas 1968-2008”. Ésta reúne obras del artista mexicano Alejandro Colunga elaboradas a lo largo de cuarenta años y está compuesta por pinturas, esculturas, máscaras, una pecera con una especie de momia, y una que otra sorpresa más.
Esta exposición me la encontré por accidente. En una visita al centro, al principio fallida, di con una iglesia que por ingenuo y entumido, necesitaba bajarme del carro a estirar las piernas, confundí con catedral. Estaba yo entonces, caminando cuando atrás de la iglesia y de una de las plazas públicas más sucias que he visto encontré la galería que alberga la exposición de la que me gustaría hablar. Pero siendo la exposición tan amplia, con una gran diversidad en cuanto a las obras presentadas y al hecho de que probablemente algún compañero también piense visitarla o la haya visitado, voy a hablar de aquello que más impresión me causó, aquellas imágenes que realmente me estremecieron.

La razón por la cual me animé a entrar fue el título de la exposición, en particular la palabra “pesadillas”. El morbo a conocer los más profundos miedos, los que subyacen en el inconsciente de toda persona y difícilmente nos abandonan a lo largo de la vida. Quise ver las pesadillas de un artista, y me llevé la sorpresa de que no son tan distintas de las mías. Imágenes grotescas, colores oscuros, temas, de naturaleza inocente, transformados en ambientes sombríos, tensos, tenebrosos. La combinación de colores oscuros y colores brillantes en la obra, me parece logran su finalidad: transportarnos a los sueños del artista, a su imaginación, sus pesadillas. El relieve de las pinturas, exageran sus dimensiones, ponen al alcance el mundo presentado por Colunga.
Posiblemente la obra que causó en mi más impacto fue “El sudario” y es que en ella el artista, en un acto tal vez de valentía o desfachatez, toma una imagen que tradicionalmente representa el amor, la humildad, la virtud absoluta y la convierte en algo realmente estremecedor. La religión entonces es algo más que amor, la religión es también sufrimiento, dolor, castigo. Jesús no sólo trajo el mensaje de amor de Dios, sino también el castigo, la destrucción. Esto me parece absolutamente genial, sobre todo al pensar que la obra está a doscientos metros de una iglesia en Guadalajara. La exposición se encuentra en el Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara, por la Av. Juárez, atrás de una Iglesia y cerca del centro. En ella, Fernando Colunga hace una recopilación de sus obras, creadas entre el 68 y el 2008. Las obras sobre las cuales se enfoca este comentario son óleos en telas como lino. Las imágenes corresponden, respectivamente, a las obras: “La mujer más vieja del circo”, “Demonio enano con perro Acróbata”, “Sálvanos” y “El Santo Sudario”.


POSTED BY
POSTED IN
DISCUSSION 0 Comments