heterotopo

En este pequeño museo se encuentran albergadas exposiciones de artes plásticas, galería de arte y una exposición variada totalmente contemporánea. Uno de los fines de este lugar es la búsqueda del fomento del arte a un nivel internacional, apoyar a los artistas con su exhibición de su obra y ofrecer al público la oportunidad de admirar el arte más digno.

Las obras que se muestran forman parte de una colección permanente que no está a al venta y que en su mayoría fueron elaboradas en los 70's por artistas mexicanos. Todas están elaboradas con técnicas muy innovadoras que hacen que la exposición esté rodeada de un ambiente de contemporaneidad en el que no hay reglas, canon, o parámetros de belleza; solo era posible admirar pinturas abstractas que dejan al criterio de los espectadores la interpretación de las pinturas.

Este "museo" me pareció sumamente interesante porque tiene un aspecto fuera de lo común y rompe totalmente con el prototipo de museo que normalmente tenemos; ofrece una exposición en un área cuadrada, no muy amplia, con muros de color negro profundo que dan un aspecto muy diferente de las obras que se muestran. Además, ninguna de las pinturas tenía nombre y no había ninguna hoja de sala que indicara lo que se exhibía por lo que al entrar y observar las obras, mi mente estaba sin prejuicio alguno.

El experimento que este museo realiza me gustó muchísimo porque pude ver las pinturas bajo una perspectiva y una experiencia muy diferente; tenía la oportunidad de tocarlas, sentir la textura y observarlas desde la banca central con mucha tranquilidad. Esa posibilidad de conectarse directamente con el arte me encantó porque me fue posible fusionar las ideas que venían a mi cabeza sobre la interpretación de la pintura en conjunto con los colores, la textura y la técnica.

El museo no tiene mucho presupuesto y resulta evidente que no hay intervención alguna de algún curador porque las obras no estaban montadas sino que reposaban sobre el suelo del lugar y no existe secuencia alguna. Tampoco había iluminación más que la que se filtraba por el techo y ventanas del museo.

Sin embargo, el hecho de que se muestren el arte de otra manera me pareció fascinante porque la mayoría de las veces, el "gran cubo blanco" de antemano da una idea de superioridad de la pieza y se analiza inevitablemente con una visión diferente.

Una de las piezas que más llamó mi atención fue una puerta elaborada por Miguel Aldana Mijares que estaba hecha a base de madera y tenía una cubierta de pintura que proyectaba la sensación de ser de un material más sólido como el metal.

La pieza completamente abstracta y sin nombre alguno, me pareció que fue elaborada con la intención de proyectar que todo en la vida tiene una puerta, unas más grandes y otras más chicas pero que finalmente, son las limitantes con las que nos topamos. Sin embargo, muchas de esas puertas están hechas para que las toques y te atrevas a cruzar del otro lado a vivir una nueva experiencia.

Otra pieza que llamó mucho mi atención era un tríptico perfectamente elaborado que mostraba en el cuadro inicial a un hombre atado a una silla y conectado a un catéter que era acompañado por su perro. En la segunda imagen, el hombre comienza a sufir un ataque de desesperación porque estaba cegado y amarrado a la bolsa de suero que lo mantenía con vida y él se rebela contra la situación que lo esclaviza para mostrar en el último cuadro, su completa desaparición y liberación de la silla y del catéter junto con su fiel mascota.

El autor de este tríptico, Javier Campos Cabello, era un hombre enfermo y seguramente dependiente a la medicina y a través del arte, encontró una manera de proyectar como se sentía interior y físicamente.

La verdad fue una experiencia muy padre y muy diferente, porque todas las piezas te transmiten una historia o una idea que además es palpable y creo que el concepto de los muros negros le da a este centro de arte, un twist de innovación aún cuando es de bajo presupuesto.