EL ARTE ESTÁ EN TODAS PARTES/ Luis F. Toxtli Cortés

Uno piensa en un artista e inmediatamente vienen a la mente montones de imágenes, de estereotipos o modelos, es imposible no tener una idea mental de determinado concepto. Obviamente no todos pensamos en las mismas cosas y por lo tanto, no todos tenemos la misma idea de lo que es un artista. Pero más allá de esto hay cosas en las que no pensamos y yendo un poco más lejos hay imágenes que jamás nos pasarían por la cabeza. Y es una de estas imágenes de la que quiero hoy escribir.


Su nombre es Jesús Machorro Ruíz, nació en la ciudad de Morelia hace ya unos 41 años. Y fue allí mismo donde yo lo conocí. Sentado enfrente de la catedral de la ciudad, con sus obras cuidadosamente alineadas, espera tranquilo, sin molestarle las miradas de la gente desinteresada e incluso las de aquellos que pudieran despreciar su trabajo. El simplemente espera a cualquier persona interesada en su trabajo, aunque sea simple curiosidad, tranquilo. Así fue como yo lo encontré.

Jesús es pintor desde hace 14 años y en la pintura encontró la razón de su existir. Sus pinturas son paisajes principalmente, como buen michoacano encontramos en sus cuadros muchísimos lugares característicos del estado. También maneja temas religiosos y es que el mismo se reconoce como un fiel católico. Otro detalle de sus trabajos es el gusto por los colores fuertes, vivos. El contraste que trata de dar en la mayoría de sus cuadros es, a mi forma de ver, una de sus mejores características. Sus trazadas son toscas, vivas, intensas, carentes de detalles pero llenas de pasión. Uno ve las pinturas, y pudiera pensar que no es gran cosa, que cualquiera puede hacerlo, sin embargo, estas pinturas, así como las ven tienen algo extraordinario.

Y son las circunstancias en base a las cuales fueron hechas, es exactamente lo que les da su valor. La obra de un artista se puede valorar precisamente en base al contexto en la cual se ubica. El contexto social, geográfico, político y en este caso además, el contexto personal del artista. Y es en base a esto que considero a Jesús como un verdadero artista.
Jesús Machorro Ruiz, el menor de cuatro hermanos, nació con parálisis cerebral. Incapaz de controlar su cuerpo, con dificultades en el habla y dependiente en la mayoría de sus necesidades personales, Jesús ha encontrado la manera de expresarse y es su especial espíritu de lucha y superación, y sobre todo su fuerza para captar, con su singular mente, la belleza de la vida y plasmarla en la manera que lo hace sobre el lienzo, es lo que lo ubica como un verdadero artista. Y es que finalmente que un individuo encuentre la motivación, la fuerza, la voluntad para tomar un pincel con la boca y dedicarse a pintar es absolutamente sublime. Aún si sólo pintara líneas y bolitas (lo cual no lo hace), esa capacidad de querer vivir por medio del arte, es simplemente una manifestación de la belleza humana. A través de sus obras, expresa el amor no sólo por el arte, sino por la vida. Un cuadro de este hombre, es un testimonio material de la capacidad del hombre para salir adelante. Es una declaración de optimismo. Tratar de hablar con él es literalmente un reto, sin embargo a través de sus obras pareciera que logra expresarse, por momentos puedes entender lo que de hecho no parecen más que gemidos, lo cual es exactamente la finalidad del arte. A través de sus cuadros conocemos su realidad. Sus pinturas son su peculiar y especial manera de ver el mundo, te lo digo por si alguna vez te preguntaste cómo ve el mundo una persona como él.
Nota: Jesús Machorro Ruiz es miembro y becario desde el año 2000 de la Asociación Internacional de Pintores con la Boca y con el Pie, con sede en la ciudad de México. Desde 1998 ha hecho más de 50 exposiciones tanto individuales como colectivas. Actualmente reside en la ciudad de Morelia, y tiene un espacio permanente los domingos en el Jardín de las Rosas.

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