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La semana del 6 al 13 de Agosto se presentó en el Teatro Diana un show inigualable: Slava’s Snow Show. Una espectáculo que transporta al espectador a un mundo mágico en dónde el público vive una experiencia de encuentro con sus sentidos. Todo comienza con un payaso usando tonos amarillos y rojos en el centro del escenario con una luz enfocando nuestra mirada en él. He escuchado comparaciones de q

ue “Slava’s Snowshow es al mundo de los payasos lo que el Cirque du Soleil es al mundo del circo”. El creador de este fascinante espectáculo es el ruso Slava Paulin, a quien llaman “el mejor payaso del mundo”. Su espectáculo es completamente surrealista y engancha al público con su música, sus excelentes actores (cabe mencionar que todo es mímica), con su interacción y con su diversión desde el comienzo.

El show cuenta con varios factores que no solo motivan al público a seguir viendo el espectáculo, sino que lo hacen interactuar. En el intermedio, los payasos no salen de escena, siempre se quedan en el escenario y poco a poco van bajando a las butacas a interactuar con el público.

Llevan puestos unos impermeables verdes con un sobrero gigante morado. El público se pregunta ¿po

r qué es que traen paraguas los payasos? Pues en la punta de estos esta clavada una botella de ag

ua boca abajo abierta, y da la impresión como si sólo al payaso le estuviera lloviendo. Estos creadores de la risa comienzan a empapar al público y a interactuar con uno, creando más de una carcajada al pú

blico en general.

Terminando el intermedio, en el segundo acto, el teatro comienza a cubrirse con una telaraña gigante que va pasando por encima de los espectadores, haciéndolos parte del espectáculo una vez más.

El público es cubierto de neblina, burbujas de jabón y papelitos blancos que dan la impresión de que esta nevando. Al final del espectáculo, avientan pelotas gigantes de distintos colores hacia las butacas, de esta manera, el público comienza a participar jugando a pasarse las pelotas entre sí hasta que el lugar se vacié.

Lo más imp

resionante es el final, donde estalla una de nieve ficticia con todos los elementos que tiene una real y una luz incandescente, todo al ritmo de la pieza clásica “Carmina Burana”. Este último momento deja al público boquiabierto y unas que otras lágrimas de emoción brotan de los ojos de los espectadores (me incluyo). El teatro se aturde de merecidos aplausos y gritos con gente de pie mas que agradecida de presenciar un show que deja a cada una de las personas sin aliento.