MANTOS EÓLICOS / Andrea Vaca



Yo no soy de Guadalajara, y tampoco es mi afición el arte. Pero el día de hoy no pude más que sorprenderme por lo que ví, sentí, viví. En el museo de arte de de Zapopan, fui a la exposición de Francisco Morales, y dejenme decirles que es realmente bella.

Desde la noche anterior, les pregunté a mis tíos donde se encontraba y como llegar al museo, discutieron una rato, dibujaron un mapa y me explicaron paso a paso lo que debía hacer para llegar, estaba algo nerviosa, pues a final de cuentas, iría yo sola, sin conocer absolutamente nada de la ciudad. A la mañana siguiente, completamente decidida a que no me perdería, tomé el camino indicado por mis tíos un día antes, y para mi ego personal supe llegar sin necesidad del mapa. En el museo hay varías exposiciones más, aparte de la de Francisco Morales, las cuales merecen ser vistas.
Es importante para mi mencionar que, pese a que me gusta ver cosas nuevas y aprender de ellas, no sabía que esperar, he ido a museos clásicos y a museos de arte contemporáneo, y francamente aun no sabía cual es mi postura con respecto al arte.
Cuando llegué a la entrada de la sala donde se encontraba la exposición de Mantos eólicos, había una inscripción en la pared, pero no me detube a leerla, pues estaba con la expectación de lo que encontraría. Pasé por un lado de la oficial que estaba “cuidando” la sala, y mi vista se expandió, ante la altura de la sala y la luminosidad con la que contaba. La primer obra que vi fue “Paisaje Lunar”, me quede contemplandola unos instantes, tratando de saber que sentía yo con respecto a la obra, mi mente comenzó a divagar con las formas grabadas con grafíto sobre la madera, y descubrí que me gustaba y que francamente la pondría en la sala de mi casa. Comenzé a caminar dentro de la sala, y sentí como si mi cuerpo pesara, me relaje completamente, y sentí como si no estubiera dentro de un museo, pero tampoco sabría describir donde me encontraba. Miré a mi alrededor, y me sentí bien. Completamente agusto. La sala era blanca de las paredes, gris de el piso, y tremendamente alto. Observé las obras que mas me llamaron la atención, incluida una que parecía tener movimiento propio pero a la vez estaba estática, no sabría describir lo que mi mente persibió. No podía dejar de mirar a todos lados: las obras, el techo, las obras, el piso, las obras, el ventanal, ya mencione las obras?? Me dieron unas ganas de sentarme en el piso y quedarme ahí, mirando las obras, como si cada una fuera una muy interesante historia, y creo que asi es.
Decidí que era tiempo de salir, pues recordé que tenía otras cosas que hacer, aparte de que quería tener la oportunidad de ver otras exposiciones.

Cuando estaba en la salida, que es la misma por donde entré; decidí leer la nota en la pared. “no hay verdades absolutas….no podemos imponer formulas ni limitar las persepción individual para aceptar las formas dabas como único camino…”. Es cierto que estas obras no se verían igual en la pared del McDonald´s en el que comí, pero no pierde su valor estético, eso creo yo. Este día me dejo una gran experiencia, y me a ayudado a saber más sobre mi propia opinión con respecto al arte, aunque aun no se de que “lado” estoy. Por lo que a mi respecta, esta exposición merece que te des una vuelta y contemples unos instantes lo que yo, y que realmente me gustó.

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