Mami en la escuela me dicen que soy un tronco… Hem, es porque eres uno/ Georgina Furber (GFA)



Foto 1. [Little Otik (2000), Jan Svankmajer]

Ya muchas películas han manejado el tema de la maternidad, demostrando el miedo y el amor incondicional de las madres primerizas hacia sus pequeños monstruos... digo, bebés. Claros ejemplos de eso, serían: "El Bebé de Rosemary" (Roman Polanski, 1968), "El Exorcista" (William Friedkin, 1973), "El Pueblo de los Malditos" (Jonh Carpenter, 1995), etc., pero la cinta que vi en esta ocasión, retoma dicho tema de una forma surrealista, diferente y muy peculiar.

Little Otik (Otesánek, 2000), del director Jan Svankmajer, es la historia de Karel y Bozena, una joven pareja que para su desdicha no han podido concebir un bebé, y que comienzan a perder las esperanzas de ser padres algún día. Una tarde en la que Karel se dedicaba a cortar leños,

encuentra uno con forma semi-humana, y con un par de retoques logra darle la apariencia de un bebé. Karel decide mostrárselo a su esposa Bozena, para levantarle los ánimos. Lo que él no se esperaba era que Bozena se encariñaría con el pequeño tronco, que éste cobrería vida y que estaría hambriento de algo más que papillas.

Foto 2. [Little Otik (2000), de Jan Svankmajer. Karel le muestra su descubrimiento a su esposa]


Al principio esta película puede resultar algo lenta y tediosa, pero poco a poco se va volviendo más interesante la trama (auque siga igual de lenta). Algo que la enriquece son sus personajes, pues no tienen personalidades planas, y poseen diferentes facetas y actitudes. Además algunos de los personajes secundarios de la historia roban cámara y se vuelvan más importantes que los principales.
Nuevamente Svankmajer nos sorprende con una increíble combinación de live action y stop motion, quizás no tan bien lograda como en su película de 1998, Alice, pero si bastante interesante.
La fotografía de esta película es muy buena, y muestra una fuerte tensión entre el amor, el asco y el terror.
Un aspecto muy interesante de esta cinta, es la forma en la que juega con los dos elementos más importantes de la trama, que son los bebés y la comida, mostrándonos muchas imágenes relacionadas con eso, que pueden pasar de ser adorables o deliciosas, a grotescas y asquerosas (de hecho no les recomendaría que la vieran con el estómago revuelto).


Foto 3. [Little Otik (2000), de Jan Svankmajer. Alimentando al nuevo bebé]

Otra técnica que utilizó Svankmajer en la realización de este largometraje es el 2D o caricatura, lo que le imprime cierta inocencia y fantasía a la historia, y dinamiza las explicaciones acerca de la trama.

Considero que Little Otik, es una adorable y espeluznante historia, llena de metáforas acerca de la maternidad, que refleja (dentro de todo ese surrealismo) lo más mundano de la vida, sin juzgas las imperfecciones del ser humano.
Con esta película podrán disfrutar de algo más que un pedazo de madera mintiendo y dejando que le crezca su nariz, verán a un pedazo de madera haciendo berrinches y devorando personas.



Foto 4. [Little Otik (2000), de Jan Svankmajer. El especial del día de hoy: trabajadora social]


Ficha Técnica
Nombre de la obra: Little Otik
Autor: Dirigida por Jan Svankmajer
Fecha: 2000
Técnicas: live action, stop motion, 2D
Fotos en el post: fuentes electrónicas

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¡EN TEQUILA NO SÓLO HAY TEQUILA! / Karen García A01222357




Hace unas semanas “Tequila Cuervo” organizó el VI Festival cultural de Tequila. Evento que se realiza anualmente en “Mundo Cuervo”, en el pueblo de Tequila y al cual siempre invitan a excelentes artistas a dar un espectáculo.


Este año me decidí por el concierto de Sandra Nkaké, entre las tres opciones que había. Fue el Sábado 20 de marzo de 2010. Aproveché que estaba en Tequila para dar una vuelta por el “pueblo mágico” y tomar el tour de la fábrica de José Cuervo. Es una experiencia que vale la pena, de la cual se aprende mucho. Me hizo enorgullecerme de mi propia cultura.

Nos platicaron la historia de la fábrica y del tequila y su importante papel en el comercio y en la cultura mexicana. También nos mostraron el proceso de producción de la bebida y pudimos probar el “agave” en cada una de las fases de su transformación hasta a llegar a ser tequila.

Lo valioso de la experiencia no sólo fue lo aprendido, también la belleza del lugar.


Después del tour por la fábrica, nos dirigimos al Foro Cuervo, donde se iba a presentar Sandra Nkaké y su banda de Jazz.


Sandra es una cantante originaria de África, pero nacionalizada francesa. Tiene un estilo muy peculiar que va de Jazz a Soul, pero modernizado. Lo que más me impresionó de ella fue su increíble tono de voz, que podía de pasar a muy agudo a muy grave y es muy potente. Pero, todavía más, su actitud tan viva y su sentido del humor. Aunque algunas de sus canciones eran algo lentas, la cantante no dejaba de sacar sus energías y buena vibra. Desde el principio del concierto se quitó los zapatos de tacón para poder moverse cómodamente por todo el escenario.


Creo que lo más valioso de ella es su talento como vocalista y su capacidad para interactuar con el público y transmitirles su energía positiva. Me asombró la autenticidad de su personalidad y su espontaneidad que expresaba de formas muy simpáticas. No perdía la “actitud”.

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